Me doy permiso

Me doy permiso para no andar corriendo por la vida -sin vivirla-
"Que ser valiente no salga tan caro, que ser cobarde no valga la pena"Joaquín Sabina

martes, 23 de noviembre de 2010

viernes, 29 de octubre de 2010

Odio los hospitales

Odio los hospitales. Su eterno olor a desinfectado. Las luces fluorescentes. Las batas de los médicos, los fonendoscopios. El gel frío de las ecografías. No saber cuando volver a respirar cuando te hacen una radiografía. Las burbujas de aire que quieren entrar en mis venas. Las vías y los goteros. La comida de dieta. El pie del gotero que no rueda. Las horas de visita. Las camas articuladas. Los enormes pijamas. La lentitud con la que pasan las horas en ellos. Volver a contar lo mismo una y otra vez. Volver a escuchar las misma preguntas. Volver a ver las mismas caras de no saber ni por donde seguir.Saber que pronto volveré a pasar por uno de ellos. Odio no saber que tengo y que nadie me de una respuesta.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Querido diario

Hace tanto que no escribo en tus hojas que empiezan a amarillear. Y es que tuve que dejar de escribir en ti porque pensabas que me daba aires de grandeza y que me creía una gran pluma de la talla de un tal Gala o Saramago. Y nada más lejos de la realidad. Yo sólo quería contarte mis desvelos y mis anhelos, mis inquietudes y mis impresiones. Dejar en ti todo lo que pasó por mi vida.

Ahora paso tus hojas vacías y las miro con la intención de llenarlas, de hablarte del amor, de los sueños, de las nostalgias, de las penas y de las alegrías.

Hablarte de lo corto que vuelvo a llevar el pelo, de lo que grité y bailé en el último concierto al que fui.

Hablarte de que visito el hospital más de lo que nunca hubiera imaginado y es que mi salud es un poco delicada. Hay veces que no puedo llevar una vida normal aunque lo intento.

Que mi hermano vuelve a vivir en casa y está otra vez feliz y enamorado.

Que mi padre pinta tan bien como Dalí y que mi madre es la mejor madre del mundo.

Que mi abuelo sigue viviendo, y yo lo veo mejor que nunca, aún sigue contándome historias de la mili en Jaca, y historias de castillos y princesas.

Que soy feliz y que tengo muchos amigos, tanto en el mundo real como en el virtual. Que hay personas maravillosas al otro lado de la pantalla.

Que en primavera tengo el jardín lleno de fucsias, ya sabes como me gustan. Prometo enseñártelas la próxima.

Que tengo una gata muy especial. Que Oto cada día está más gordo, y echo de menos que ya no viva conmigo, pero ahora es más feliz donde vive.

Que ahora que no vivo en el pueblo necesito volver más a menudo. Con las ganas que tenía por irme y ahora solo cuento los días que me quedan para volver a recorrer sus calles.

Que ya me quedan pocos amigos por casar.

…Son tantas las cosas que te tengo que contar que iré haciéndolo poco a poco.

.

miércoles, 28 de julio de 2010

Vuelvo a casa

Vuelvo con la maleta llena de sonrisas, de confesiones a media luz, de caricias, de besos, de abrazos. Traigo el equipaje repleto de imágenes que nunca olvidaré, de bellos lugares que visité, de campos de girasoles y de cereales.

Quizá no volvamos a coincidir en otras vacaciones como estás pero me quedaré con todo lo bueno y bello que hemos vivido.

Recordaré la alegría de las mellizas al despertar, los desayunos en el patio con el frescor de la mañana, los viajes en coche, los castillos de princesas, los partidos de ping pong, las timbas de póker, las parrilladas, las siestas en la piscina, las visitas inesperadas, el primer día solos en casa, la última tarde tranquilos en el patio, el atardecer en los campos sembrados de cereales, el reloj de la iglesia.

Vuelvo con energía renovada y con ganas de pasar más tiempo con mis seres queridos

jueves, 15 de julio de 2010

Cerrado por vacaciones

Estos días ando como loca de arriba “pa” bajo, llamando por teléfono, mandando “emilios”, y es que mañana por fin me voy de vacaciones.

Llevo cuatro meses organizando una escapada con mis amigos. La primera vez que vamos juntos después de toda una vida de amistad. La primera vez que vamos a convivir en una casa en un pequeño pueblo en la ancha Castilla. Y espero que vaya todo genial y no sea la última. La pena es que todos no pueden ir. Imposible cuadrar tantas agendas. Pero vamos una buena representación del grupo. Y recordaremos a los que no han podido venir y brindaremos por ellos. Ya nos veremos en Agosto en las fiestas del pueblo.

Echaré de menos mi casa, mi cama, mi gata, mi ordenador, mi mundo virtual, pero tendré los pies en la tierra y estaré en mi mundo real.

miércoles, 14 de julio de 2010

Me gusta…

Me gusta el olor a tierra mojada en los días calurosos de verano.

Me gusta sentir el calor del sol en mis mejillas y oír a lo lejos las risas de mis amigos.

Me gusta que me regalen un te quiero al oído y sentir el calor de un abrazo.

Me gusta comer regalices.

Me gusta el olor de los tomates recién cogidos de la tomatera.

Me gusta el sabor del vinagre.

Me gustan las naranjas y los limones.

Me gustan las flores.

Me gusta el olor de las fucsias de mi jardín.

Me gusta ver jugar a los niños.

Me gusta ponerme zapatos muy altos de tacón muy estrecho.

Me gusta andar descalza y sentir el frescor de la hierba bajo mis pies.

Me gustan las noches de verano.

Me gusta bailar hasta que me duelan los pies.

Me gusta escuchar música y tararear a la vez las canciones.

Me gusta pasear entre las estanterías repletas de libros de las bibliotecas.

Me gustan las papelerías y olor de los libros nuevos.

Me gusta abrir tus regalos.

Me gusta escuchar el silencio.

Me gusta las soledad.

Me gustan tus poemas, me gusta tu poesía.

Me gustan las matemáticas y jugar a descifrar acertijos.

Me gusta la piscina de mi pueblo y pasar las tardes de verano en ella.

Me gusta sentir que estoy viva.

Me gusta vivir.

viernes, 9 de julio de 2010

La vida de María

A María no le gusta la vida que lleva y a menudo sueña con ser otra, con cambiarla con cualquiera. Se sienta en un banco en el parque y se imagina que las vidas de las personas que pasan al lado suyo y ni la miran son mucho mejores.

María odia levantarse cada mañana y saber todo lo que le va a suceder durante el día. Sabe que su jefe se quejará del trabajo que ha hecho, sabe que su marido cuando llegue a casa no le dará un beso ni le agradecerá que dejara la casa recogida y la comida hecha antes de irse al trabajo, sabe que ninguna de sus amigas la llamará para salir a ver escaparates, sabe que cuando se vaya a dormir con su marido ya no harán el amor y se darán las espaldas para dormir.

María siempre soñó con una vida mejor, al menos más feliz y no sentirla tan vacía como la que tiene. Con tener un motivo cada mañana por el que levantarse y sonreír. María quiere cambiar de trabajo, quiere llamar a sus amigas y salir con ellas otra vez. María quiere hablar con su marido y volver a hacer el amor a cualquier hora del día en cualquier rincón de la casa. María quiere que todo cambie para que vuelva a ser como antes. María no se atreve a cambiar.

martes, 1 de junio de 2010

Tu, el mar y y tu barca

Ya sabía yo que nunca debí de sacarte de tu mar y traerte tierra adentro.
Allí eras feliz subido en tu pequeña barca azul adentrándote en el mar, meciéndote con sus olas y dejándote llevar a la deriva.
A ti te gusta sentir el viento en tu cara y oler a salitre. Te gusta sentarte en tu pequeña barca azul y mirar hacia el horizonte donde el mar se une con el cielo. A ti te gusta sentirte libre.
Ya sabía que nunca debí sacarte de tus aguas azules. Yo me empeñaba en convencerte de las ventajas de vivir en tierra, de la tranquilidad que te da pisar en suelo firme y no en el vaivén de las olas.
Ahora se que nunca debí alejarte tanto de tu mar azul. Tu eras feliz atracando cada noche en puertos diferentes. Ahora ninguno de los dos somos felices.
Por eso quiero que vuelvas al lugar al que perteneces, que te subas a tu barca azul y navegues por el ancho mar, que el viento despeine tu melena y el sol dore tu piel. Deja que a tu barca se acerquen las gaviotas, ellas cuidaran te ti.
Si alguna vez vuelves a pasar cerca de mi puerto no dudes en atracar en el, me gustará verte feliz.

martes, 18 de mayo de 2010

Lágrimas en mis ojos

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Nunca se me dio demasiado bien disimular cuando algo no me gusta, cuando no es de mi agrado. Esta manía mía me ha traído algunos problemas y alguna situación desagradable.

Del mismo modo sucede lo contrario, no soy capaz de disimular cuando algo me gusta, cuando me hace estremecer, cuando me hace vibrar. Me emociono con facilidad y al borde de mis ojos asoman las lágrimas de felicidad. Una canción, una poesía, ver a mi madre feliz, una caricia de un amigo que creía perdido y por suerte el trascurso de la vida nos ha vuelto a reunir, los cuadros que pinta mi padre y con orgullo me enseña, sentir que me quieren.

No siempre se llora de tristeza, también hay lágrimas felices.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Un día de esperanza.

Suena el teléfono y al otro lado se oye tu voz.

¡Cuántos días sin oírte!

Mi corazón late muy deprisa, tengo ganas de verte de nuevo.

Hoy estoy esperanzada.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Día gris


Amanece un nuevo día en la ciudad. El sol aparece tímidamente en la habitación a través del persiana. ¡Cómo odio que entre así, sin avisar! Me despierta de mi dulce sueño y me trae a la cruda realidad. A la realidad de tu ausencia, de tu hueco en mi cama, del armario sin tu ropa, de mi cepillo de dientes solo en el vaso.
Cómo odio que esté sonriendo y feliz e ilumine este día tan gris y oscuro.
No tengo ganas de levantarme, ni fuerzas de mirarme al espejo y ver que en mis ojos no hay el brillo que había antes.
Meto mi cuerpo en la ducha para ver si es capaz de arrastrar tu recuerdo por el sumidero, pero no es capaz, sólo es agua.
Ahora llega el peor momento, salir a la calle y mezclarme entre la multitud como si nada, como si todo estuviera igual que antes. Pasear entre la gente y ver en sus rostros la felicidad. Ver a los jóvenes comerse a besos en los parques y yo no te tengo aquí. Ver como son felices y yo solo tengo recuerdos de felicidad que hieren mi alma.

sábado, 1 de mayo de 2010

La cama vacía


Me despierto y ya no estás a mi lado. Te has ido sin hacer ruido, sin despertarme, igual que llegaste a mí sin que yo me diese cuenta.
Me levanto de la cama y miro a mi alrededor y no queda nada tuyo, todo ha desaparecido, te lo has llevado todo a tu lado. Te has llevado los recuerdos de los besos dulces que me dabas, las caricias que recorrían mi cuerpo, las risas entre las sábanas blancas. Miro en los rincones de la habitación buscando tu sonrisa embaucadora. La sonrisa que me enamoró de ti, y no la encuentro. Te has llevado mis ganas de reír.
Me hubiera gustado despedirme de ti. Pedirte que no te fueras tan lejos, que te quedaras más cerca de mi alma. O por lo menos pedirte que me dejaras los recuerdos. Pedirte que me dejaras tu sonrisa, las ganas de reír.

viernes, 23 de abril de 2010

Caminos


Caminante son tus huellas
el camino nada más;
caminante no hay camino
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante, no hay camino
sino estelas en el mar.
¿Para qué llamar caminos
a los surcos del azar...?
Antonio Machado
Estos días en los que he estado lejos, apartada de mi entorno, de mis mundos, el virtual y el real, he tenido tiempo de pensar y de poner las ideas en orden. De dar prioridad a las cosas importantes y dejar de lado las cosas insignificantes que no valen para nada más que cabrearnos e irritarnos.
De vez en cuando viene bien darse cuenta de las cosas que son necesarias para vivir y ver que la mayoría de las cosas que tenemos no sirven para nada y por supuesto no nos dan la felicidad.
Viene bien descubrir lo importante que es la salud y lo poco valorada que está que solo nos acordamos de ella cuando nos falta y nos impide llevar una vida normal. Esa vida normal que solo valora lo material y lo superfluo.
Estos días en los que he estado lejos, lejos de mis amigos ha estado bien conocer a gente de todas partes del mundo y ver que en la mayoría de los casos lo único que nos separa es el idioma, que en el resto de las cosas somos iguales, idénticos, como hermanos gemelos.
Ver como hay gente bondadosa que te tienden la mano sin conocerte, y como la tiendes a los desconocidos. Porque aunque cada uno tiene un camino distinto todos llegamos al mismo destino.

martes, 6 de abril de 2010

Enemigos en la sombra


"Las enemistades ocultas y silenciosas, son peores que las abiertas y declaradas". Marco Tulio Cicerón




Tengo un sueño que me atormenta y que me persigue. No es un sueño, es una pesadilla.
Sueño que un toro de color negro azabache me persigue. Tiene unos cuernos imponentes, da miedo solo mirarlo y es de gran envergadura y tamaño. Corre detrás de mí y se cuela por todos los rincones, nada se le resiste. Me hace saltar a balcones, entrar por ventanas, pasar por callejones estrechos y subir escaleras. Escaleras que no tienen fin. Y subo y subo, corriendo sin respiración y él detrás de mí. Nunca me alcanza pero lo paso fatal. Cuando despierto estoy extenuada y la respiración aun me falta. Y me cuesta volver a conciliar el sueño y solo veo su cara, sus cuernos y su color negro brillante.
No se si significa algo o no. El caso es que no me gustan los toros nada. Según la interpretación de los sueños Si el toro es negro, debe tener mucho cuidado con lo que hace y dice, porque los enemigos son peligrosos .
Nunca he pensado que pudiera tener enemigos y mucho menos peligrosos, tendré que tener cuidado..

sábado, 3 de abril de 2010

Labios rojos


Pinto mis labios de rojo delante del espejo pensando en ti.
Delicadamente paso un perfilador rojo por la comisura de mis labios mientras pienso la última vez que me mordiste los labios. Y un escalofrío recorre mi espalda y mi piel se eriza.
Unto el pincel en la barra de labios y me dedico a rellenar mis labios no son carnosos pero tampoco son finos, se que te gustan y por eso los pinto con esmero.
Los miro y los remiro, repaso mis labios. Retiro el exceso en un pañuelo de papel, siempre me ha gustado ver mis labios en un papel. Están perfectos. Se que te gustaran aunque no les vas a prestar atención.
Quedan unos minutos hasta que te vuelva a ver, hasta que desaparezca el maquillaje de mis labios. Hasta que desaparezca el rojo de mis labios y solo pienso en ese momento de morderte la boca. De comerte a besos, de que me comas a besos.

jueves, 25 de marzo de 2010

Verano fatal

Te vi en un escenario intentando disparar
a este chico solitario, no me tengo que acercar,
tus ojos me encontraron en la última canción,
no sé si era una promesa o una premonición.

Te observo al descender y una extraña sensación después,
cómo poco a poco me voy empezando a encoger,
llegando a la ciudad la mujer del tiempo nos dirá
que a una primavera en calma siempre le sucederá un verano fatal.

No tenemos que escondernos alguien nos encontrará,
hacer siempre lo incorrecto es una forma de acertar,
la mañana nos recoge donde muere la ciudad,
yo buscando tu fuerza y tú mi debilidad.

Te vuelvo a escuchar en esa forma especial de hablar,
para ser un buen cantante tienes que desafinar,
hoy hace más calor y me tienes atrapado en tu rincón,
quien podría imaginar lo que nos iba a deparar un verano fatal.

Y aquí las noches llegan y nos pasan como un reactor
y todo lo que nace, nace casi como por error,
y las gaviotas chillan que ya está cerca el final de un verano fatal,
de un verano fatal.

Te pierdo entre la gente que ha venido a celebrar
que llega el presidente y dice que nos va a salvar,
veo pasos en la orilla y te vuelvo a encontrar
en el agua de rodillas rezando hacia altamar.

Y hablamos del amor pero es la hora del adiós
y el viejo que no sabe nada con su acordeón
y al huir de la ciudad la mujer del tiempo nos dirá
que a un otoño desastroso siempre le precederá un verano fatal.

Nacho Vegas y Cristina Rosenvinge

jueves, 18 de marzo de 2010

Almendros


Huele a primavera.
Los almendros han abierto sus flores para avisarnos, para que no nos despistemos, que pronto la primavera va a llamar a nuestras puertas.
Hace un día espléndido. Luce el sol y no hay nubes en el horizonte.
La suave y cálida brisa hace bailar mi pelo a su son y el sol calienta mis mejillas y mi alma.
El aroma de las flores del campo embriagan mis sentidos y me trasporta a tardes de mi infancia corriendo entre ellas.
Hace un día genial para tumbarme a tu lado bajo el sol.
Para sentir latir tu corazón junto al mío.
Para besarte a la luz del día.
Para acariciarte y que la suave brisa erice tu piel.
Hoy huele a primavera.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Llueve


Llueve en mi corazón,
me mojo sin evitarlo,
no me gusta mojarme,
pero llueve.
Y no tengo cobijo
y nadie me da amparo.
Nadie se moja tanto como yo
aunque llueve para todos.
A nadie le importa mojarse
y parecen casi secos.
La lluvia ha calado mi interior,
está mojando mis huesos.
Tengo frío,
estoy empapada
y espero que algún día salga el sol
Que sus rayos sequen mis huesos
que su luz caliente mi alma.
Que la humedad desaparezca de mi
y que los demás no noten que ya no llueve,
que se mojen ellos mientras yo me seco,
que se empapen mientras mi corazón olvida la lluvia,
que olviden el sabor salado de la lluvia.

martes, 2 de marzo de 2010

La casa de mi abuela

Cuando era pequeña los domingos eran un día especial el cuál estaba esperando toda la semana a que llegara y es que es día íbamos a casa de mis abuelos que vivían en el campo. Allí me esperaba mi prima, mi querida y única prima. Es un año mayor que yo y siempre nos entendimos a la perfección. Yo deseaba que llegara aquel día pero ella más que yo. Y es que por circunstancias de la vida, que no vienen al caso, ella vivía en medio de la nada con mis abuelos y mis bisabuelos. En época escolar veía y se relacionaba con niños pero en vacaciones los únicos niños con los que se relacionaba era con mi hermano y conmigo. Creo que esta situación fue la que hizo de ella a una niña con una imaginación desbordante. Por eso quería que llegara el domingo. Porque nunca sabía la aventura que iba a vivir en casa de mi abuela. Mi abuela era un ser sobreprotector en exceso. La tenía en un burbuja, si yo hubiera vivido allí con ella también me tendría igual. En casa tenía restringidos las habitaciones a las que podiamos entrar y a las que no. Así que mi prima aprovechaba para contarnos las historias más rocambolescas de las habitaciones.
Después de comer siempre teníamos que dormir la siesta, fuera invierno o verano. Bueno dormir la siesta era lo que creía mi abuela y es que mi prima se escapaba por la ventana y me arrastraba a mí con ella y yo arrastraba a mí hermano. Lo curioso es que nunca nos pillaron.
Un día se le ocurrió otra brillante idea, aunque ese día nos castigaron. Habían nacido unos corderos y fuimos a por uno y lo pintamos con temperas de colores.
Cuando llegaba el verano y las fresas empezaban a estar rojas nos las comíamos de la planta sin dejar que llegaran a madurar.
La peripecia más grande y la que pudo tener un final trágico. Y es que uno de esos domingos mi prima nos habló del bosque encantado donde había unos duendes que eran amigos suyos y teníamos que ir a verlos. Así que pusimos rumbo en busca del bosque encantado por un sendero. Estuvimos andando más de una hora y no había ni un solo árbol en kilómetros a la redonda. Por fin la pude convencer y nos dimos la vuelta pero no recordábamos el camino de vuelta. No recuerdo como llegamos hasta una pista forestal. Por suerte pasó un coche por allí y paró al ver a tres niños. Era una familia amiga de mis abuelos que nos reconoció, nos subieron al coche y nos llevaron a casa. La bronca que nos echaron fue monumental y es que llevaban casi una hora buscándonos por todos lados y estaban asustados. Después de eso no volví a creer las fantasías de mi prima.
Aquellos domingos tampoco duraron mucho más. La vida con esa costumbre que tiene de ir dando palos, hizo que no volviésemos más domingos a comer a casa de mi abuela.
Hace poco pasé por allí, y vinieron a mi cabeza tantos recuerdos. Es una pena verla tan deteriorada y abandonada. Nadie volvió a sembrar fresas, ni a criar corderos, ni rosas a la entrada. Ya nadie va a visitarla.

viernes, 26 de febrero de 2010

Espera

Parece que fue ayer
y ya han pasado mil horas
que estuviste entre mis brazos.
Parece que fue ayer
y ya han pasado mil horas
que recibí el último abrazo.
Parece que fue ayer
y ya han pasado mil horas
que me diste tu último beso.
Parece que fue ayer.
Parece.
Hoy no ha salido el sol
esperando que volvieras,
que volvieras con
una sonrisa y un beso en tu boca,
que volvieras con un abrazo,
que volvieras con el calor de tu cuerpo.
Yo esperaba,
y pasaron miles de horas delante de mis ojos.
Y pasaron miles de horas en mi mente,
recuerdos llenos de besos, llenos de abrazos,
llenos de calor.
Hoy han pasado siglos desde que te fuiste.
Hoy han pasado frente a mi tus ojos y tus brazos,
hoy han pasado.
Ya no hay soles aquí que quieran calentar mi alma.
Hoy ya no hay lunas que quieran acompañarla.
Hoy ya no queda nada.
Se van tus besos contigo y me quedo sola,
si nada.
Se van tus abrazos junto a ti y no me queda
nada.
Tus recueros se van.
Hoy pasan las horas y no sale el sol.
Hoy llueve y muero con tu reloj.
Hoy ya no estás aquí.
Se acaba el día sin ti.
Se acaban los días por ti.
¿Qué hago sin ti?
Ya no hay horas que recordar
ni besos que olvidar
ya no hay abrazos en mi piel
ni susurros de miel.
Se han ido contigo
y me han dejado sin ti.
Pero aun parece que fue ayer
cuando te oía cantar mi nombre,
aun parece que fue ayer
cuando te oí gritar sin voz.
Aun parece que fue ayer
pero es hoy
aun parece que estás conmigo
pero estoy sola.

jueves, 25 de febrero de 2010

Juegos de niños

"En mi casa he reunido juguetes pequeños y grandes, sin los cuales no podría vivir. El niño que no juega no es niño, pero el hombre que no juega perdió para siempre al niño que vivía en él y que le hará mucha falta". Pablo Neruda


De niños siempre estabamos en la calle jugando. Prácticamente nos criamos en ellas y crecimos allí. Me gustaba llegar a casa del colegio soltar la mochila, coger la merienda y rápida me iba a la calle a jugar con mis amigas.
Cada época está marcada por un juego, cuando la cogiamos con uno pasaba mucho tiempo hasta que cambiabamos. No recuerdo las épocas pero si cada juego con claridad. El que más me gustaba sin duda era la rayuela y es que me daba la oportunidad de jugar sola ya que no siempre coincidía con mis amigas.
En la plazuela que hay al lado de mi casa, se desarrollaban la mayoría de ellos. En ella sobre el asfalto había dibujada una rayuela que marcaba la primera que llegaba con una tiza cogida de la pizarra del colegio o con un trozo de escayola cogido de una obra. Yo siempre llevaba mi piedra favorita, planita y redondita cogida en un río. Aún hoy cuando paseo por algún río me fijo en las piedras las cojo y pienso "esta si que es buena para mi rayuela". Así pasabamos la tarde.
Hoy, años más tarde, cuando voy al pueblo y paso por allí oigo las risas de cuando eramos pequeñas y siento nostalgia. Nostalgia por haber crecido y nostalgia por haber perdido a algunas de esas amigas con las que jugaba por el camino.
El lugar que ocupaba mi rayuela hoy lo ocupa un coche semiabandonado y ya no hay niños como antes, ya no hay risas, ya no hay rayuelas.

domingo, 21 de febrero de 2010


Me gustaría ser pájaro, y volar libremente por el cielo. Sentir el viento en mi rostro. Y dejarme mecer por el.
Viajar sin rumbo fijo y hacer escala en los lugares más bellos jamás soñados. Cantar alegremente desde el amanecer y alegrar la vida de los demás.
Olvidarme de este mundo lleno de complicaciones y convencionalismo que tanto nos asfixia y no nos deja vivir.
Me gustaría ser un pájaro y dormir en la copa de los árboles observando cada noche las estrellas que han de guiar mis pasos. Y dormirme escuchando el sonido del silencio.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Frío



Frío

Hace mucho frío

Pero estás a mi lado y das calor a este triste cuerpo

A tu lado no hace frío

Me das calor




viernes, 29 de enero de 2010

Mi pueblo

Cuando era pequeña odiaba mi pueblo. El hecho de decir que era de pueblo me daba mucha vergüenza y siempre evitaba decirlo. Cuando llegaba el mes de agosto y acudían como moscas las emigrantes del arado, aquellos que en los años 60 y 70 se fueron al norte y a Cataluña a trabajar, no entendía como preferían cambiar su flamante vida en una ciudad por pasar un mes en un pueblo perdido en la sierra el cual no sale ni en los mapas. Además sus hijos siempre alimentaban el odio que ya tenía diciéndome cosas como "no se como puedes vivir aquí si no hay nada", " en Bilbao tenemos ..."y un montón de cosas así.
Han pasado los años y todo es diferente. Ya no odio mi pueblo sino que me siento muy orgullosa de ser de pueblo y lo digo bien alto y claro para que se enteren bien. Por circunstancias de la vida vivo en Cáceres no es una ciudad grande como Madrid, Barcelona o Bilbao, pero tiene los inconvenientes de vivir en una ciudad y las ventajas. Y ahora entiendo porque prefieren pasar el mes de agosto o cualquier fin de semana perdido en el calendario en ese pueblo cada vez más pequeño. Y es que es donde crecimos y aunque falten algunos servicios que parece que una ciudad sin ellos no es nada, hay otras cosas que en la ciudad no encuentras.
Me encanta pasear por las calles serpenteantes y estrechas con sus casas viejas de piedra que si un día caluroso te acercas a la puerta y puedes oler el frescor que hace en el interior. LLegar a la plaza del ayuntamiento y beber un poco de agua de la fuente que hay al lado. Y seguir calle abajo hasta llegar a la plaza de la iglesia. Y acercarme hasta la plaza del pozo, que ya está tapado pero que cuando era pequeña estaba descubierto.
Me gusta sentarme en los bancos de la plaza a ver pasar la gente, a los niños con las bicicletas y los balones de futbol, a las niñas con 15 años con sus zapatitos de tacón y sus ojos pintados que empiezan a jugar que son mayores. A los mayores que van a jugar la partida todas las tardes. A las amas de casa con el carro de la compra. A los olivareros que regresan de coger aceitunas. A los cazadores que vienen de guardar la caza del día para obsequiarsela al pueblo el día de la festividad del patrón. A las madres con sus niños pequeños que van de paseo. A las señoras que acuden con sus esterillas a las clases de gimnasia de mantenimiento. A las parejas que van a bailes de salón. Me gusta pasear por sus calles y ver a las viejas sentadas a la solana con el ganchillo en la mano. A los gatos buscando el sol.
Me gusta la piscina en el verano. Salir por las noches y sentarme en las terrazas de los bares, el alejarme del pueblo dos metros y ver todas las estrellas del firmamento.
Ahora que no estoy allí lo echo de menos pero me siento muy orgullosa de decir que SOY DE PUEBLO.

miércoles, 27 de enero de 2010

Después del amor

Tendida tú aquí, en la penumbra del cuarto,
como el silencio que queda después del amor,
yo asciendo levemente desde el fondo de mi reposo
hasta tus bordes, tenues, apagados, que dulces existen.
Y con mi mano repaso las lindes delicadas de tu vivir
retraído.
Y siento la musical, callada verdad de tu cuerpo, que hace
un instante, en desorden, como lumbre cantaba.
El reposo consiente a la masa que perdió por el amor su
forma continua,
para despegar hacia arriba con la voraz irregularidad de
la llama,
convertirse otra vez en el cuerpo veraz que en sus límites
se rehace.

Tocando esos bordes, sedosos, indemnes, tibios,
delicadamente desnudos,
se sabe que la amada persiste en su vida.
Momentánea destrucción el amor, combustión que
amenaza
al puro ser que amamos, al que nuestro fuego vulnera,
sólo cuando desprendidos de sus lumbres deshechas
la miramos, reconocemos perfecta, cuajada, reciente la
vida,
la silenciosa y cálida vida que desde su dulce exterioridad
nos llamaba.
He aquí el perfecto vaso del amor que, colmado,
opulento de su sangre serena, dorado reluce.
He aquí los senos, el vientre, su redondo muslo, su acabado
pie,
y arriba los hombros, el cuello de suave pluma reciente,
la mejilla no quemada, no ardida, cándida en su rosa
nacido,
y la frente donde habita el pensamiento diario de nuestro
amor, que allí lúcido vela.
En medio, sellando el rostro nítido que la tarde amarilla
caldea sin celo,
está la boca fina, rasgada, pura en las luces.
Oh temerosa llave del recinto del fuego
Rozo tu delicada piel con estos dedos que temen y saben,
mientras pongo mi boca sobre tu cabellera apagada.

Vicente Aleixandre

lunes, 11 de enero de 2010

Cruzando el paraiso

És tan fácil dar,
sin pensar en uno mismo,
vayas a dónde vayas,
encontrarás espejismos.

Somos tan iguales
y a la vista tan distintos,
yo bajando a los infiernos y
tú cruzando el paraíso.

Para ti la vida qué te lleva,
para mi la vida qué me quema,
tenías tanto qué aprender y
yo tanto por demostrar, por un instante,
la Eternidad.

Nada permanece,
todo se desvanece,
sé qué no puedo quejarme,
trataré de no engañarme.
Simple cuestión de tiempo,
llegar al precipicio,
yo bajando a los infiernos y
tú cruzando el paraíso.

Para ti la vida qué te lleva,
para mi la vida qué me quema,
tenías tanto qué aprender y
yo tanto por demostrar, por un instante,
la Eternidad.

Me sobraba vida para darte,
fotogramas qué olvidé al revelarte,
ahora ya es demasiado tarde,
qué difícil és, qué difícil és...

Para ti la vida qué te lleva,
para mi la vida qué me quema,
tenías tanto qué aprender y
yo tanto por demostrar, por un instante,
la Eternidad.

Para ti la vida qué te lleva,
para mi la vida qué me quema,
tenías tanto qué aprender y
yo tanto por demostrar, por un instante,
la Eternidad.




Loquillo y los trogloditas, Balmoral

domingo, 10 de enero de 2010

Paradojas

Es curioso y paradójico el mundo en el que nos movemos, el mundo de internet. Aparentemente estamos en la era de la comunicación y cada vez nos comunicamos menos con los que nos rodean.
Estoy en mi casa y hablo con gente que no conozco, con gente que posiblemente no veré nunca en mi vida, y los conozco. Sé como piensan, se que sienten, se sus temores, se que les hace feliz, se que les hace enojar y nunca los he tocado. Porque desnudan su alma ante mi, ante todo aquel que les quieran escuchar. En cambio viajo en autobús y a mi lado se sienta una chica morena, de ojos marrones y rostro serio. Parece triste, pero no se porque, ni siquiera soy capaz de preguntarle como le ha ido el día, y ella no es capaz de contarme que es aquello que le atormenta. Y llego a casa y enciendo el ordenador y me conecto al mundo. Y alguien cuenta que ha tenido un mal día en el trabajo, que su jefe es un capullo, que anoche discutió con su pareja y que a su madre le van a hacer una mamografía por un pequeño bulto que tiene. Me conmueve y me pongo en su lugar, hasta le doy una palabra amable y un abrazo que nunca sentirá. Y me da por pensar que esa chica podía haber estado sentada a mi lado hace una hora y no me contó nada y no pude consolarla.
Que nos está pasando que somos capaces de empatizar con aquellos que no vemos, que no tocamos, que no miramos a los ojos y en cambio con la personas con las que nos cruzamos todos los días no somos capaces ni de mirarles a los ojos.

viernes, 8 de enero de 2010

Caminando por la vida

Caminaba sola por la vida,
sin rumbo,
perdida entre la multitud.
Y no se como mi camino empezó a discurrir paralelo al tuyo,
primero lejos y cada vez más cerca.
Ya casi te podía tocar,
y casi te podía sentir.
Y poco a poco tu camino se mezclaba con el mío
y el mío se mezclaba con el tuyo,
ya no eramos caminantes solitarios.
Y un buen día emprendimos el mismo sendero.
Desde ese día han habido tantos caminos por los que hemos marchado juntos
que he perdido la cuenta.
Caminos pedregosos,
escarpados,
sobre precipicios
y caminos de rosas con espinas.
Ahora estamos en la mejor senda,
en la mejor vereda.
Un camino que discurre al lado de un campo de amapolas
en un día de primavera,
huele a vida,
¿lo notas?

miércoles, 6 de enero de 2010

Flores raras

Lejos, si viajas hacia el sur,
junto a la playa,
hay una casa con el tejado azul
y tres ventanas.

Si le ves, dile que estoy bien
y que aún me acuerdo
de lo fríos que encontré sus pies
en ese invierno oscuro tan extraño.

Ahora sé que su corazón
estaba blindado
y en cambio el mío
era como un tambor aporreado.

Él me dijo: si vienes de paseo
me gustaría hacer noche
envuelto entre tu pelo
por esos días que tuvimos en las manos.

Flores raras.
Flores raras.

¿Sabes? No me paré a pensar
mientras guardaba
todas mis cosas para correr detrás
de una corazonada.

Ahora sé que fue una estación
en el viaje.
Estas flores son sólo lo que son,
crecen salvajes y no saben lo que hacen.

Flores raras.
Flores raras.

Flores raras.

Hace dos años le vi en un café
con una niña que hablaba francés.
No dije nada, no me acerqué.
Todos los besos acaban por ser ...

Flores raras, flores caras.
Flores raras, flores caras.
Flores raras, flores caras.
Flores raras, flores caras.

Flores raras ...
Flores raras...

Cristina Rosenvinge,
Mi pequeño animal (1994)